3 Razones por las que Merece la Pena Invertir en Tapones de Corcho Natural
Los tapones de corcho natural suelen considerarse una alternativa más cara a otros tapones - como los de aluminio o plástico - e incluso a otros tapones de corcho, como los de microaglomerado y colmatado.
Sin embargo, el hecho de que represente una mayor inversión no significa que elegir tapones de corcho natural no merezca la pena. Hay muchas razones para elegir tapones de corcho natural en detrimento de las alternativas sintéticas. Veamos algunas de ellas.
Un estudio realizado en Italia confirmó que los bebedores de vino experimentan una mayor respuesta cognitiva y emocional al oler, degustar e incluso escuchar un vino cerrado con un tapón de corcho que con un vino cerrado con un tapón de rosca.
De hecho, a nivel mundial, el corcho se asocia con el vino de alta calidad, lo que lo convierte en el tapón preferido por muchos consumidores de todo el mundo. Esto resulta especialmente interesante si se tiene en cuenta que los consumidores de los países de renta alta prefieren cada vez más los vinos de calidad superior.
Los datos hablan por sí solos:
El 85% de los apreciadores de vino italianos consideran el corcho natural el mejor cierre para asegurar las cualidades del vino
El 93% de los consumidores estadounidenses asocian los tapones de corcho natural con el vino de alta calidad
El 84% de los consumidores chinos prefieren comprar vinos cerrados con tapón de corcho natural
El 84% de los consumidores franceses está de acuerdo en que el corcho natural es sinónimo de calidad
El 80% de los consumidores brasileños cree que los vinos nobles deben estar tapados con corcho y están dispuestos a pagar más por una botella de vino tapada con un tapón de corcho natural
El 86% de los consumidores españoles está de acuerdo en que los tapones de corcho natural preservan la calidad del vino de forma más eficaz que los tapones alternativos
Los consumidores están dispuestos a pagar más por vinos tapados con corcho
Según el mismo estudio italiano mencionado anteriormente, precintar un vino con un tapón de corcho natural también aumenta el valor percibido del vino.
Los participantes en la investigación estimaron que el coste del vino precintado con corcho natural era de 7,69 euros, un 16% más que el vino precintado con tapón de rosca. También estaban dispuestos a pagar 7,78 euros por botella, 1,21 euros más que por el vino con tapón de rosca.
Un estudio realizado en Brasil reveló que los consumidores están dispuestos a pagar hasta 5 euros más por un vino cerrado con tapón de corcho natural.
El corcho natural es la opción más sostenible
Aumenta la demanda de envases sostenibles por parte de los consumidores. Es un 57% menos probable que los consumidores compren un producto si consideran que el envase es perjudicial para el medio ambiente, y un 44% de los consumidores declara que "no comprará" productos con envases perjudiciales para el medio ambiente.
De hecho, el valor concedido a la producción respetuosa con el medio ambiente está aumentando en todos los segmentos empresariales, especialmente para los nuevos consumidores, y el corcho natural supera a la competencia también en ese aspecto.
Los alcornoques son retenedores naturales de CO2, y la recolección del corcho contribuye de hecho a ello: un alcornoque descortezado absorbe, por término medio, cinco veces más CO2 durante su regeneración que un alcornoque normal. Además, estos árboles evitan la degradación del suelo, regulan el ciclo hidrológico, combaten la desertización y contribuyen a la biodiversidad. El corcho es un material natural renovable, reciclable y biodegradable.
En comparación con los tapones de aluminio y plástico, la producción de tapones de corcho utiliza un 75% menos de energía no renovable, produce 25 veces menos gases de efecto invernadero y la mitad de residuos sólidos.
En conclusión
Aunque los tapones de corcho natural -especialmente los de mayor calidad cosmética- representan una inversión más significativa que sus homólogos más procesados, el retorno de la inversión merece la pena. No sólo por el precio que los consumidores están dispuestos a pagar, sino también por el efecto que tiene en la calidad percibida del producto.